La Tendinitis Rotuliana también conocida como rodilla del saltador es una patología caracterizada por la combinación de dolor, hinchazón y deterioro del rendimiento del tendón rotuliano y las estructuras circundantes, la cual aparece de forma más frecuente en deportistas.
Se la conoce como la rodilla del saltador porque se produce por la repetición continuada del salto que produce micro traumatismos repetitivos por lo que se ve mas en personas que practican básquet, voleibol, tenis y corredores, aunque esto también puede presentarse en personas que no practican deporte, por múltiples causas.
En los últimos años se ha observado un aumento en el auge de nuevas disciplinas deportivas y métodos de entrenamiento. Aunque es cierto que cada vez tenemos más información que nos permite evitar lesiones en los atletas, también va creciendo el nivel de los deportistas, la competitividad y la exigencia (personal, de entrenadores y de los padres) para llegar a ser atletas de élite.
La Tendinitis Rotuliana se puede clasificar según su gravedad, estableciendo una escala del 1 al 5 en relación al dolor. Por lo tanto, el 1 el dolor se manifestaría después de una actividad física intensa, mientras que en el 5 impediría la práctica deportiva.
Signos y Síntomas
-Dolor en la rodilla bajo la rótula (tendón Rotuliano)
-Rigidez en la rodilla, en particular al saltar, arrodillarse, agacharse, sentarse o subir las escaleras
-Dolor al flexionar la rodilla, dolor en el cuádriceps
-Debilidad en la pierna o la pantorrilla, problemas de equilibrio
-Aumento de la temperatura, sensibilidad excesiva o hinchazón alrededor de la parte inferior de la rodilla.
Diagnóstico
El diagnostico principalmente se realiza de forma clínica con una adecuada anamnesis y un examen físico especifico.
El paciente se quejará de dolor en la región anterior de la rodilla, principalmente en el polo inferior de la rotular, aunque el dolor puede ser en la zona superior de la rótula sobre el tendón del cuádriceps e incluso en la región distal del tendón en su inserción con la tuberosidad anterior de la tibia. Normalmente, el paciente no refiere un traumatismo o mecanismo forzado en específico.
Se debe explorar la rodilla en su totalidad en busca de otros signos que puedan cursar conjuntamente con una tendinitis
Los estudios de imagen pueden ayudarnos a descartar algunas enfermedades que pueden confundirse con una tendinitis rotuliana. Tanto el ultrasonido como la resonancia magnética son apropiados para detectar cambios estructurales en el tendón.
Diagnóstico Diferencial
Existen varias patologías que pueden simular o confundirse con la rodilla del saltador como:
Bursitis prepatelar
Lesiones y luxaciones rotulianas.
Osteocondritis disecante de rodilla.
Bursitis o tendinitis de la pata de ganso.
Enfermedad de OsgoodSchlatter.
Bursitis infrarrotuliana
Causas que pueden provocar su aparición
Sobreentrenamientos o malos gestos durante la acción de correr o pedalear.
No realizar los estiramientos necesarios
Técnica de carrera inadecuada e incluso (haciendo referencia específica al running) por la utilización de un calzado inadecuado que no amortigüe el impacto correctamente.
Una lesión sobrevenida por la práctica deportiva
Una sobrecarga, la edad, con pérdida de elasticidad.
Enfermedades como la diabetes o la artritis reumatoide.
Degeneración del tendón.
Sin embargo, la causa de esta lesión también puede tener origen congénito, como puede ser por ejemplo la desviación de la rótula. En estos casos la solución más frecuente una vez producida la lesión es la cirugía.
¿ Cómo podemos prevenirla ?
La mejor forma para prevenir todas estas causas es mediante un estudio biomecánico de la pisada. Esta prueba permite valorar si el paciente sufre de alguna alteración o desajuste (tanto en extremidades inferiores como en la columna)
Tratamiento
La tendinitis debe tratarse lo antes posible, ya que de prolongarse en el tiempo la inflación del tendón existe el riesgo de que se rompa
Una recomendación común es el protocolo RICE (reposo, hielo, compresión y elevación).
Si se trata de una lesión leve o moderada, el tratamiento se basa en: reducir la actividad física, evitando saltos y carreras, aplicar hielo sobre la rótula para aliviar el dolor y a su vez reducir la inflamación.
Seguir un programa de rehabilitación con ejercicios suaves los cuales ayuden a fortalecer la rodilla y los músculos que soportan el peso, como son el cuádriceps y la pantorrilla.
Medicamentos
Ibuprofeno, Naproxeno, Diclofenaco, Paracetamol, son antiinflamatorios que pueden ayudar a disminuir el dolor y el proceso inflamatorio estos deben ser recetados por un médico, no se recomienda la automedicación.
En algunos casos podemos también utilizar terapia regenerativa con Factores de Crecimiento.
Se puede utilizar una banda infrarrotuliana (también denominada brazalete de contrafuerza) puede ayudar a dar apoyo al tendón y a aliviar el dolor. La recuperación puede llevar hasta 4 ó 5 semanas.
Fisioterapia
Estirar y acondicionar los músculos de los cuádriceps, los cuales se adhieren a la rótula manteniendo la fuerza, flexibilidad y resistencia muscular.
Los ejercicios excéntricos pueden dar una mejoría de 50 a 70%, permitiendo incluso al paciente llegar al nivel funcional que tenía antes de la lesión.
Ondas de Choque:
El principal beneficio del tratamiento con ondas de choque es que evita intervenciones quirúrgicas y acorta los tiempos de recuperación. De hecho, un 70% de las lesiones tendinosas tratadas con ondas de choque se curan.
En casos de que la lesión sea de gran gravedad:
Puede precisar de una intervención quirúrgica, una lesión profunda en el tendón con respuesta escasa o nula a otros tratamientos durante un período de 6 a 12 meses En raras ocasiones, por ejemplo, cuando hay dolor persistente o el tendón rotuliano está gravemente dañado, la tendinitis rotuliana requiere cirugía.
La cirugía incluye la extracción de la parte dañada del tendón rotuliano, la extracción del tejido inflamatorio de la zona inferior (o polo inferior) de la rótula o la realización de pequeños cortes en los costados del tendón rotuliano para aliviar la presión de la zona media. Después de la cirugía, se debe seguir un programa de rehabilitación que incluye ejercicios de fortalecimiento y masajes por un período de varios meses a un año.
Vuelta a la actividad
Vuelva a realizar actividad física de alto impacto de forma gradual. Usted se ha curado cuando:
La rodilla puede flexionarse o estirarse sin dolor.
Es capaz de saltar sin dolor con la pierna lesionada.
Es capaz de correr en línea recta sin sentir dolor.
Ha desaparecido la hinchazón.
Siente nuevamente la fuerza normal de los cuádriceps
Bibliografía
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